miércoles, 18 de enero de 2012

Ya queda poco

Hace unas horas salí triste y algo molesta de la pensión luego de que mi hermano pequeño me tratara no muy bien. La verdad es que lo pienso y el único motivo por el que me dijo que "era una inconciente, que no pensaba en mis padres, que poco menos era un estorbo y gastadero de plata para ellos" era el querer ocupar el computador. Porque de la nada me dijo "hace tu trabajo que no haces nada y bla bla bla y lo que mencioné anteriormente". A sus 15 años se dará cuenta del daño que me hizo? de lo mal que me hizo sentir que repitiera en voz alta lo único que pienso en el día y por lo que me siento tan mal? Porque lo que menos quiero es ser un estorbo para nadie, y es pensando en que no quiero que mis padres inviertan dinero en vano en mi que este año dejaré de estudiar.

Fue así que salí de la pensión sin rumbo fijo. Pensé en ir a conversar y desahogarme un rato con mi amiga Caro, pero la luz de su pieza estaba apagada y no quería molestarla si es que estaba durmiendo. Menos quería molestarla diciendole de nuevo lo que ya le he dicho veces anteriores, que todos me piden pensar en alguien mas que no es en mí, lo que me duele. Caminé por el centro un rato, pero a las 21.30 ya no habian lugares abiertos donde poder distraerme. Si estaban abiertos los pub pero no tomo, si lo hiciera y hubiera llevado dinero lo mas probable es que hubiera ido a alguno sin pensarlo mucho a ahogar mis penas en alcohol.

En eso que caminaba, sin pensar mucho mas en el problema que me sacó de casa, llegué a la plaza Buenos Aires. Después de buscar y sentarme en la banca mas escondida pero aun asi no tan oscura comencé a llorar. Cada vez que pasaban los autos lloraba mas fuerte, gracias al ruido me sentia tranquila de poder hacerlo como quería. Lo peor es que no podía parar. Las duras palabras que mi hermano me dijo y mi mal responder a ellas me tenian mal. En eso que lloraba sin parar se acercó alguien a preguntar si me sentia bien. Se sentó un rato conmigo y me habló de Dios. Ese angel en forma de joven me dijo que no estaba sola. Me dijo que Dios me amaba, que siempre estaba ahí esperando que lo buscara. Todo lo que me dijo no fue nuevo para mi, pero en ese instante me sentí tan agradecida de que me lo recordara. Me preguntó si podia orar y yo accedí. En su oración pedia por mi, por mi salud fisica y espiritual, para que no sintiera mas tristeza y pudiera sonreir. Mientras oraba mis lágrimas se iban. Luego de eso conversamos un rato, se despidió de mi y se fue. Quedé sola en esa banca por más de una hora, hasta que ya no podía mas de frio. Pero ya no estaba tan sola como cuando llegué, ya no lloraba y de hecho ya no podía pensar en lo que me habia llevado a ese lugar.

Regresé a casa y ocurrió exactamente lo que suponia, preocupación porque no sabian donde estaba, pero se preocuparon al hacerme sentir mal? al decir lo que sentian sin pensar las palabras correctas o el modo de hacerlo? Por lo menos ya queda poco de todo esto. Eso es lo que me reconforta. Pensar que solo seré un estorbo unas semanas más y que después para adelante todo va a cambiar.